Construir convivencia, participar democráticamente y valorar el pluralismo
[Colombia] La escuela resulta ser un escenario privilegiado para aportar a la formación del ser humano que queremos y necesitan nuestras sociedades actuales.

Garantizar el derecho a aprender implica no solo promover y fomentar competencias básicas. Contar con seres humanos capaces de aportar al desarrollo de sus comunidades requiere del desarrollo de habilidades cognitivas y socioemocionales que reconozcan al ser humano como sujeto de derecho en su integralidad.
En este sentido, la escuela resulta ser un escenario privilegiado para aportar a la formación del ser humano que queremos y necesitan nuestras sociedades actuales. Es allí donde las dinámicas de convivencia resultan determinantes para aportar en los aprendizajes de los niños, niñas y jóvenes. Si bien, las dinámicas de las relaciones humanas parecen darse de manera natural, la formación para la ciudadanía y la convivencia necesita mayor énfasis en nuestros países latinoamericanos, más si tenemos en cuenta contextos tan vulnerables como los que experimentan países tan violentos como los nuestros.
Son muchas las experiencias tanto escolares como gubernamentales que se han empezado a promover de manera local y regional en busca de mejorar las habilidades ciudadanas y de convivencia. Un ejemplo de ello son las experiencias galardonadas por el Reconocimiento Latinoamericano REDUCA a Prácticas Innovadoras en Educación 2018 que tuvo como tema principal precisamente la convivencia escolar. Sin embargo, existen también apuestas de gobiernos locales, nacionales y multilaterales que buscan brindar herramientas básicas para que cada persona pueda respetar, defender y promover los derechos fundamentales, relacionándolos con las situaciones de la vida cotidiana en las que éstos pueden ser vulnerados, tanto por las propias acciones, como por las acciones de otros.
La Alcaldía de Cali, Colombia por ejemplo, afirma desde su programa “Mi Comunidad es escuela” que: las “competencias ciudadanas representan las habilidades y los conocimientos necesarios para construir convivencia, participar democráticamente y valorar el pluralismo. Si estas habilidades y conocimientos se desarrollan desde la infancia, los niños y las niñas podrán ir construyendo los principios que fundamentan los derechos humanos y así los tendrán como horizonte para su acción y su reflexión. Al entender su verdadero sentido y al incorporarlos en la vida cotidiana, aprenderán, de verdad y no sólo en teoría, a promoverlos, a respetarlos, a hacerlos respetar y a buscar apoyo cuando éstos estén en riesgo”. (Alcaldía de Cali, 2018)
Esta iniciativa, compuesta por 22 proyectos, resulta una apuesta interesante ya que incluye la participación activa de la familia, la comunidad, el acompañamiento diferencial situado, busca mejorar competencias para la vida en los estudiantes tales como competencias básicas, tecnológicas, en cultura ciudadana, formación artística y deportiva. De igual forma fortalece la gestión y liderazgo directivo y mejora el clima escolar.
En un país como Colombia y en una región latinoamericana que buscan lograr ciudadanos más resilientes y capaces de convivir en paz, en el camino al cierre de brechas, experiencias como esta y las galardonadas en el marco del Reconocimiento Reduca a Prácticas innovadoras son ejemplo para garantizar el derecho fundamental a aprender.
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